Embarqué el día 15 de agosto de 2024, a última hora de la tarde, en el velero Gaia, situado en Valencia, con destino a Gibraltar. Redacté un diario de navegación de cada jornada sobre la marcha. A continuación aparece tal y como fue escrito. Junto al título de cada día figura el lugar donde fondeamos para pasar la noche.
Dia 16 - Viernes (Moraira)
Zarpamos de Valencia a las 9.00 rumbo al sur hacia Moraira. A bordo vamos tres tripulantes. El capitán, Vale, rumano de unos 45 años y dueño del barco. Kathy, una austriaca joven que no llega a 30 años. Y un servidor.
Vale está dando la vuelta al mundo! Partió de Grecia y desde aquí continuará hacia Canarias, Cabo Verde y el Caribe este otoño.
Esta es una experiencia náutica diferente. Casi siempre he patroneado los barcos acompañado de amigos y amigas. Esta vez voy con desconocidos, como marinero llano y hablando sólo en inglés. Todo un reto humano!
Eso sí, tras muchos años llevando el peso de la responsabilidad, se agradece no tener que planificar y pensar constantemente sobre los mil líos que supone patronear un barco. En esta ocasión recibo instrucciones, las ejecuto y listo!... veremos cómo resulta. Seguiré contando... por ahora dejo unas imágenes del barco...
Dia 17 - Sábado (Alicante)
Nuestro barco parece una pequeña síntesis de la Unión Europea: un rumano, una austriaca y un español. Y se mantienen en él esas curiosas costumbres de los europeos, como levantarse muy pronto o comer a horas intempestivas. Vale, el capitán, amaneció hoy a las 5 de la mañana y se puso a hacer cosas en el barco. Es muy activo, no para quieto un segundo, me recuerda a mí con 15 años menos. Además está acatarrado y duerme mal, pero es respetuoso, no hizo casi ruido y nos dejó dormir hasta las 8. Ayer el toque de diana fue a las 7. Menos mal que Kathy es tranquila y yo a estas alturas de la vida también.
Después de un café rápido hemos zarpado de nuestro plácido fondeo de Moraira hacia el sur, rebasando el Peñón de Ifach, Altea y Benidorm. En total unas 6 horas de navegación, las últimas dos a vela, para fondear en la bahía de Alicante. Allí por la tarde, montaje complicado de dinghy, con un oleaje considerable, y bajada movidita a tierra donde, ahora si, hemos cenado tranquilamente en un restaurante que conocía Vale.
No quiero dejar de comentar sobre un tipo que nos visitó ayer al caer la tarde. Apareció con su zodiac y resulta que tenía un barco idéntico al nuestro fondeado cerca! Un Hallberg Rassy, una marca de barcos suecos emblemática muy robustos que suelen emplear los navegantes intrépidos... pero lo gordo es lo que hacía: llevaba navegando desde abril, dando tumbos por el Mediterráneo, e iba a seguir igual hasta diciembre, finalizando en Canarias. Hay gente que tiene mucho tiempo y dinero, si yo lo hubiese tenido quizás hubiera hecho lo mismo que él. En fin... ahí van algunas imágenes de la jornada.
Peñón de Ifach
Benidorm
Vale y Kathy subiendo la mayor
Regreso nocturno en zodiac
Dia 18 - Domingo (Santa Pola)
Nuestro fondeo nocturno arrancó con un mar batido, pero las olas fueron amainando durante la madrudada y hemos podido dormir plácidamente. Vale parece ya más repuesto de su catarro, más comunicativo y de mejor humor. Anoche mantuvo una acalorada pero divertida discusión con Kathy que se ha repetido a mediodía. Él tiene una visión del mundo de empresario, competitivo, muy preocupado por la economía y por que no le pongan límites de ningún tipo. Kathy defiende una postura mucho más social y orientada también al cuidado del medioambiente. Les observo debatir en inglés como quien ve un partido de tenis, pues mi inglés es un poco menos fluido que el suyo y me cuesta intervenir.
Tras levantar el fondeo hemos navegado sin viento alguno hacia el puerto de Santa Pola, donde hemos entrado sobre las 11 de la mañana, para esperar hasta el lunes a que reparen uno de los dos frigoríficos que hay abordo. En el puerto hace un calor de perros, pero al menos hemos podido ducharnos a placer.
Después de la ducha y de comer un poco, Kathy y yo nos hemos armado de valor y hemos ordenado la cocina. Aquí he de aclarar que Vale lleva viviendo en el barco en España desde noviembre. De vez en cuando se escapa a Rumanía para controlar su empresa o a esquiar o a no sé cuántas cosas más. Pero su mayor preocupación no es el orden de la cocina. El mundo es muy diverso y aventuras como ésta ayudan a conocerlo mejor.
Por la noche hemos disfrutado, en un restaurante del puerto, de una cena, digamos, peculiar... los comensales eran: Vale, Kathy, un amigo de Vale de origen rumano formado en Francia y viviendo en España, la mujer del amigo, moldava, el niño de ambos, y la abuela moldava. La abuela hablaba sólo rumano, ruso e italiano, al niño le hablaba la madre en español, el padre en francés y la abuela en ruso, los demás hablábamos en inglés. El niño, de tres años, estaba bastante nervioso, la madre se ha estresado y se ha largado precipitadamente al principio de la cena. Así que el resto ha discurrido como una babel un tanto surrealista. Al niño, que sólo daba saltos en su silla, ya no sé en qué idioma se le hablaba. Yo intentaba comunicarme con la abuela, notablemente contrariada con la situación, en una mezcla de español e italiano. Los demás mutaban entre francés, rumano e inglés... creo que habría que recuperar el esperanto!!
Ahí dejo una vista del interior del barco...
Dia 19 - Lunes (Torrevieja)
La noche en el puerto ha sido infernal de calor, Kathy ha dormido en la bañera. A mí me costó conciliar el sueño pero dormí finalmente. Los puertos mediterráneos en verano son lo peor!
A las 8.30 han aparecido los técnicos del frigorífico. Han estado una hora trabajando y ya funciona. Yo he servido de intérprete entre Vale y ellos. He intentado asegurar la reparación apelando a su corazón ante el inminente cruce del Atlántico al que se enfrenta el barco. Después hemos ido a hacer compras de comida quedando bien abastecidos para, al menos, una semana. Gasoil y zarpando a mediodía. El barco, de quilla corrida, maniobra muy mal hacia atrás. Vale estaba nervioso ante la operación de salida y nos la ha hecho repasar varias veces, pero ha discurrido a la perfección.
Hemos navegado de maravilla a la vela hasta el puerto de Torrevieja, dejo muestra en vídeo más abajo. Este barco va como un tiro con la vela! Con poco viento coge fácilmente 5 nudos. En la bocana del puerto hay un espacio donde se fondea, ahí nos hemos quedado. El agua no es la más clara del Mediterráneo, de hecho está un poco verdosa, lo que no ha impedido que nos demos un buen baño para refrescarnos.
Tras el chapuzón Vale quería trabajar un rato, que Kathy y yo hemos aprovechado para bajar con el dinghy a tierra y acercarnos a las salinas. Son alucinantes las montañas de sal. Al regresar, Vale ha propuesto bajar a tierra de nuevo para cenar. Hemos disfrutado de una estupenda cena en un restaurante vegetariano y después de una cerveza en la bañera del barco bajo la luz de la luna llena. A Vale se le ve mucho más relajado, contento de que su frigorífico funcione. También vamos conociéndonos más, hay más intimidad en nuestras conversaciones, empezamos a bromear, confía más en Kathy y en mí, y se percibe poco a poco un ambiente de más camaradería y complicidad. Espero que siga así...
Dia 20 - Martes (La Azohía)
El relax progresa adecuadamente... hoy Vale ha amanecido casi las 9 !! Hemos zarpado sobre las 11 y al poco se ha cruzado con nuestro barco un grupo de delfines... buen augurio! Al sur de Torrevieja hay bastantes piscifactorías, se ve que acuden a trincar lo que se escapa pues también los vimos por la zona en otra ocasión.
Hemos navegado en paralelo La Manga del Mar Menor, deseando doblar el Cabo de Palos y perder de vista el desmadre de ladrillos que la caracteriza. Tras ello, por fin alcanzamos la reserva natural de Cal Blanque. Aunque ya se la había descrito, a Vale y Kathy les ha sorprendido gratamente. Resulta abrumador el contraste entre la ultra-edificada costa alicantina y la preservada, espero que por mucho tiempo, murciana.
Cruzada la bahía de Cartagena, en unas horas alcanzamos nuestro destino, la Azohia!! Qué decir de este maravilloso rincón en el que ya he fondeado varias veces previamente... Kathy y Vale han flipado. Nos hemos bañado a placer y después hemos subido una colina cercana desde la que se disfrutaba de una vista que quitaba el hipo. Incluyo una foto, en la que se aprecian los barcos cual hormiguitas marinas. A la bajada han caído unas cuantas cervezas en una plácida terraza cerca del mar.
He de reconocer que ha sido un gran día pero, en este lugar, mi corazón está más junto al grupo tan especial con quien lo compartí en la ocasión previa: Susana, Eugenia, Carola, Inma, Emma, Juli y Geni como visitante local. Aquí puede recordarse!
Dia 21 - Miércoles (Agua Amarga)
Delicioso fondeo en el que he dormido cual lirón acunado por un sutil flop-flop del agua. La bahía de la Azohia nunca defrauda. Mejor dicho, casi nunca, porque la pasada vez sí que nos maltrató con una noche toledana, pero esa es otra historia.
Recién despertado, preceptivo baño en esas aguas transparentes, desayuno y... visita de Geni ! amiga que allí habita en verano. Toda una alegría encontrarla. Ha llegado, tan simpática como siempre, en el por ella bautizado como "Titanic" y acompañada por su padre Gregorio. Abajo quedan fotos de testimonio.
Tras marcharse, hemos zarpado y dedicado el día a navegar. En total unas nueve horas, hasta Agua Amarga, ya en el parque natural de Cabo de Gata. La navegación ha sido un poco dura, con una ola de metro y pico por la aleta que bamboleaba permanentemente el velero. De hecho, iba leyendo un estupendo libro de piratas que me regaló mi buen amigo Pedro César, pero he tenido que dejarlo, pues me mareaba. Eso sí, hemos vuelto a avistar delfines en tres ocasiones, con gran alegría de todos abordo.
En Agua Amarga el fondeo, aunque bellísimo, ha resultado también durillo. Está muy poco protegido, la ola entra en él y el barco se meneaba de lo lindo. En esas condiciones, y con cacharros muy precarios, he tenido que cocinar una tortilla de patata demandada desde hace tiempo y aplazada sucesivamente. Quedó estupenda, ni yo mismo podía creerlo. A mis compañeros sólo les ha faltado chupar el plato. A veces la suerte se combina a favor!
Geni y Luis
Geni y Gregorio
Fondeo en Agua Amarga con buen oleaje
Dia 22 - Jueves (Roquetas de Mar)
Día marinero de escándalo! Ya sólo por él merece haberme embarcado. Amanecer fondeado en solitario en Agua Amarga, casi el corazón del Cabo de Gata, es ya todo un lujo. Nuestro destino hubiese sido la Cala de San Pedro, que es ya la apoteosis de placer marinero en la zona, además de probablemente el fondeo más bello de toda la costa mediterránea en la península. Pero nos quedamos a tres millas porque se nos echaba encima la noche.
Hemos zarpado con destino directo a Roquetas de Mar y una cierta premura por doblar el Cabo de Gata, ya que se anunciaban vientos intensos a partir de mediodía. Vale va a lo que va, a navegar avanzando en lo posible para completar su objetivo sin desviarse en florituras hedonistas. Pero tanto les había hablado de la Cala y el mar se encontraba tan plácido, como un plato, que al pasar por delante le ha picado la curiosidad, ha dado un golpe de timón y allá que nos hemos acercado para echar el ancla un ratín y darnos un baño. Ni que decir tiene la alegría que me ha proporcionado, tanto el viraje, como la recalada en el lugar.
A parir de ahí ha acontecido un festín de navegación por puntos emblemáticos del parque natural: Las Negras, Playa de Rodalquilar, Punta de la Polacra, Isleta del Moro, San José, Playa de Los Genoveses y finalmente... Cabo de Gata! Muchísimas veces había soñado con recorrer por mar el parque natural completo y doblar el Cabo. Como afirma Siddhartha en la novela de H. Hesse, está claro que muchas cosas en la vida consisten tan sólo en saber esperar.
Después, hemos cruzado la bahía de Almería a vela ceñida con un intenso viento de casi 20 nudos (abajo incluyo vídeo), fondeando en Roquetas de Mar, junto al puerto, para pasar la noche.
Vale y yo hemos bajado a tierra en el dinghy a comprar algo de comida y dar un paseo. La única forma de hacerlo era entrar por el puerto y amarrarlo allí. Ya dentro, hemos vivido una escena surrealista con un guardia de seguridad, que nos amenazaba con una segura multa de la Guardia Civil si osábamos a atracar allí siquiera un minuto nuestro dinghy. Después de un largo debate con el tipo, de unos cuantos tumbos y de consultar a gente de otro barco, hemos amarrado junto a la gasolinera, acogidos gustosamente por los operarios de la misma. Cuando les hemos contado el percance previo se han partido de risa. Y con el habitual salero andaluz-almeriense nos han contado que el susodicho guardia es nuevo, que ya le ha montado el pollo a más de uno y que, de seguir así, durará muy poco. Todo ello entre persistentes carcajadas. Estás correcciones jocosas del normativismo absurdo son, sin duda, una de las cosas que me gustan de nuestro país!
Cabo de Gata
Isleta del Moro
Cala de San Pedro
Dia 23 - Viernes (Salobreña)
La navegación de la jornada puede resumirse en una palabra: plástico. Entre Almería y Motril es el principal elemento humano que se aprecia en la costa. Menos mal que, ya en la zona de Granada, aparece tras los cultivos artificiales la mole de Sierra Nevada. Aunque cualquier día la forran también de plástico.
En el mar no había casi viento, hemos sacado la vela para ayudar un poco, pero realmente la travesía la hemos hecho a motor con poca ola. Nuestro destino, Salobreña, al lado de cuyo peñón ha quedado bien anclado el barco. Tras el baño de rigor, desde allí hemos desembarcado en el dinghy con cierta dificultad, pues en la playa cubre hasta la misma orilla. Así que nos ha tocado nadar y mojarnos, tanto a la salida como a la entrada.
No conocía Salobreña, típico pueblo andaluz muy mono asentado sobre la falda opuesta al mar de una colina. El lado del mar es un cortado abrupto, por el que asoma en lo alto el castillo y algunas casas. Mis compañeros, poco viajados por tierras andaluzas, han alucinado con el laberinto de calles blancas decoradas con macetas y la vista de la bahía desde los miradores. También una familia de Zaragoza que había en uno de ellos, a quien he acabado confesando que el velero solitario que se divisaba a lo lejos era nuestro.
Pero el alucine mayor ha llegado cuando nos hemos sentado en una terraza a tomar unas cervezas. Como es costumbre en Almería y Granada, acompañadas de tapas variadas y generosas. El relax de la tripulación, al dirigirnos de vuelta al velero, era tan desmedido como el olor a jazmín de algunas calles. Y su sonrisa, grande como la luna que nos iluminaba. Parece que al fin el hedonismo ha hecho mella en el barco!
Nuestro barco desde Salobreña
Salobreña desde el mar
Plástico también en Granada
Dos mares en Almería: el de agua y el de plástico
Dia 24 - Sábado (Málaga)
El velero en el que navegamos se llama Gaia, que significa "tierra" en griego antiguo. Vale es un ingeniero especializado en geología, al que lógicamente le interesa mucho todo lo relativo a la tierra. Es dueño de una empresa de estudios geológicos, con cerca de 20 personas, con la que se mantiene conectado a través de conexión satélite Starlink. Alterna temporadas en el barco y en su país.
Kathy es una apasionada de la navegación. Ha tenido su propio barco, en el que vivió junto a su pareja, y con el que viajo poco a poco desde Holanda hasta el Mediterráneo español. Es también algo así como ingeniera informática, aunque dejó su trabajo después de trabajar siete años y se está reinventando. Estudia actualmente formación profesional en diseño de muebles e interiones. Así que, en este barco, navegamos tres ingenieros que hacen cosas diferentes a la ingeniería.
En Gaia hemos navegado hoy desde Salobreña hasta la ciudad de Málaga, con mucho calor y nada de viento. El paisaje es ya menos interesante que en etapas anteriores, mucho más edificado, aunque al fondo resisten las montañas de las cordilleras béticas. El ambiente relajado en el barco invita a las actividades lúdicas, entre ellas dejarnos remolcar en el agua sujetos a un cabo. Abajo queda una imagen de testimonio.
Hemos fondeado a la tarde junto al barrio "El Palo", muy conocido por su infinidad de restaurantes populares, en los que se cocinan los tradicionales espetos. Yo esperaba bajar a tierra y poder darme un pequeño festín en alguno de ellos, pero Kathy ha preparado abordo una estupenda cena vegetariana sobre las 9. Hemos bajado después a dar un paseo por el lugar sin nada de hambre. Por ello, la cosa se ha limitado sólo a hacer fotos a las barbacoas de espetos y a tomar unas buenas cervezas en una terraza mirando al mar, aprovechando el buen rollo que definitivamente se ha instalado entre nosotros y las risas que acompañan nuestras conversaciones. Tampoco está nada mal.
Dia 25 - Domingo (Marbella)
El día ha sido revolucionado por la llegada de María. María es una nueva tripulante que se ha incorporado en Málaga y que acompañará a Vale y Kathy hasta Canarias. Vasca y residente en Vitoria, aún no doy casi crédito a que tal mujer exista, si no fuera porque la he visto con mis propios ojos y escuchado con mis propios oídos. La hemos recogido en el pequeño puerto que se encuentra junto a El Palo, donde llegó con una sonrisa que no le abandona en momento alguno. De unos 50 años, médico de atención primaria especializada en medicina de rescate y viajera empedernida, ha llevado a cabo unas barbaridades que pasman. Entre ellas deambular cuatro años por toda Asia y Oceanía sin un duro en el bolsillo y sin regresar a España durante ese tiempo. De ellos da constancia en el siguiente blog que que escribió sobre la marcha:
https://vitoria-nuevazelanda4l.blogspot.com/
También ha realizado multitud de viajes náuticos por todo el mundo, y no sé cuantas otras cosas, que relata con naturalidad y sencillez, como si hablara de la compra matinal en el supermercado. Desde el primer momento me he quedado fascinado y ha surgido una muy buena conexión entre ambos, también facilitada por hablar español, lo cual agradezco infinito después de 10 días chapurreando inglés.
Sobre la navegación, ha resultado poco aventurera, unas 30 millas sin viento y a motor hasta Marbella, junto a cuyo centro hemos fondeado. Nos hemos bañado al llegar por la tarde y había una corriente considerable que obligaba a nadar con ganas para no alejarse del velero. Se nota la cercanía del Estrecho. Después hemos bajado con en dinghy a tierra y dado un buen paseo por el abarrotado casco antiguo de Marbella. A pesar de la saturación es realmente bonito y lo hemos disfrutado. Un guardia amable nos ha informado sobre dónde podíamos encontrar bares no turísticos con buen tapeo. La información ha dado sus frutos y han caído unas estupendas tapas acompañadas de cervezas. Si el ambiente era estupendo en la tripulación, con María y sus historias, plagadas de unas anécdotas que desatan nuestra risa a cada momento, es ya inmejorable.
Luis, Vale, María y Kathy en Marbella. A lo lejos, sobre las chicas, nuestro velero.
Dia 26 - Lunes (Gibraltar)
Por la mañana ha surgido un problema al recoger el dinghy, que en este barco va elevado con poleas y sujeto en la popa del barco. Se ha partido una de las sujeciones, así que ha habido de estibarlo sobre la cubierta, en la proa. En un barco siempre se están rompiendo cosas y esta vez la solución pasa por una reparación con soldadura realizada por un profesional. Vale estaba un poco contrariado, pero en cualquier caso su intención era estibarlo en cubierta para la travesía a Canarias, con lo cual, trabajo adelantado.
Después hemos zarpado y navegado bastante rato a vela, surfeando una intensa corriente que llevaba nuestro barco a más de siete nudos. Los delfines se han acercado a nosotros en varias ocasiones, para alegría de todos.
Por fin, entre la calima africana, ha aparecido la silueta del Peñón de Gibraltar. Una enorme satisfacción me ha invadido, pues suponía completar el viaje tal y como había sido concebido. Después de rodear el Peñón, hemos atracado en el puerto de La Línea de la Concepción. Vale estaba muy contento, al igual que los demás. Para él supone culminar una primera etapa, buen augurio para las muchas que tiene por delante.
Una buena ducha y paseo por La Línea, en el que se intercalan las tapas y cervezas de rigor. El pueblo no tiene nada de nada que ver, pero da igual, recorremos sus calles felices entre amenas conversaciones y risas. Muchas de ellas conducidas por María y su alucinante vida. Maria mantiene inquebrantable su sonrisa. Los demás, ahora ya, también.
Gibraltar a lo lejos
El Peñón tras nosotros
Dia 27 - Martes (Desembarque)
Mi autobús de vuelta hacia Madrid sale a las 15.30. Ello ha dado margen a aprovechar la mañana y realizar una incursión a pié en Gibraltar. Un rollo cruzar la frontera, como todas, aunque ésta tiene la gracia de que tras ella se atraviesa andando la pista del aeropuerto. No ha habido margen para mucho. Tan sólo un paseo por extrañas calles híbridas, entre lo británico y lo gaditano, y un buen almuerzo a la inglesa en una especie de pub en el que, por supuesto, han cobrado en libras. Tras ello, se han separado nuestros caminos, pues ellos se han quedado para subir al Peñón en el teleférico. Ahí ha llegado la despedida, bien emotiva pues nos hemos cogido todos cariño. Incluso María, que sólo lleva dos días con nosotros. Confío en que se trate de tan sólo un "hasta luego". Aunque nuestras vidas sean distantes, poder volver a encontrarme con ellos en algún momento y, quién sabe, si también con Gaia.