La temporada plenamente veraniega ha concluido con una bella singladura: la vuelta a Menorca, partiendo y regresando a Barcelona, durante la 4ª semana de agosto. Ha contado con un aliciente especial, pues desde hace años un grupo de amigos celebramos siempre el final de agosto con una semanita embarcados. Sin embargo, esta vez compromisos de índole varia en ese grupo estuvieron a punto de dar al traste con la tradición. En el último minuto apareció un barco bueno, bonito y barato ( finalmente no resultó ser tan bueno, más adelante se explica ), y un grupo de navegantes que, aunque reducido, terminaron por decidirse, lo cual nos ha permitido mantener viva la tradición. El grupo lo conformábamos:
Mariví
Manolo
Daniel
Arístides
y un servidor
Todos eran marinos veteranos, excepto Mariví, que se estrenó con la travesía Barcelona - Menorca más que honrosamente. Sólo algún leve mareo puso el contrapunto a una completa entrega y arrojo en la vida marinera. Además, Manolo y Daniel tienen el título de PER, lo cual distribuía la responsabilidad de las tareas náuticas. Respecto al barco, se trataba de un Elan344, de 10 metros, con 3 camarotes. Es la primera vez que navegamos con esta firma. Y es un barco curioso, no demasiado marinero por su amplia manga, 3'5 metros, pero muy habitable a pesar de la eslora reducida. Parece que eso es lo que ha primado en el diseño, la habitabilidad, y cierto es que la bañera es impresionante, muy amplia y muy cómoda.
En conjunto, la semana resultó una delicia. Primero por la belleza y las posibilidades náuticas de Menorca. Segundo, por el maravilloso grupo humano en el que, aunque pocos, éramos muy bien avenidos. Destacó el alto nivel intelectual de algunas conversaciones, en las que arreglamos el mundo y parte del universo. Disfrutamos viendo a Mariví descubrir las bondades del día a día marinero y, en general, saboreamos de una manera especial un viaje que estuvo a punto de no haber existido y que, al menos yo, tomaba casi como un regalo.
Sólo dos puntos oscuros pusieron la nota de contraste entre tanto gozo. El primero, un persistente e intenso viento del sur, durante toda la semana. Se trata de un viento un tanto excepcional en Menorca, donde suelen predominar la tramontana del norte y los vientos del este. Aparte del calor y la humedad que comportaba, hacía incómodo el fondeo en la cara sur de la isla, donde se encuentran la mayoría de las mejores calas. Sorteamos este viento navegando por la cara norte, y refugiándonos por el sur en las pocas calas cerradas que hay, como Biniparratx o Cales Coves.
El segundo punto oscuro lo provocó la empresa de alquiler del velero. Era la primera vez que navegábamos con ella, y pensábamos que se trataba de una empresa seria, por la publicidad que se hacen en internet. Pero resultó que no. Es de esas que, por desgracia, abundan en este sector, y que consideran al cliente una especie de enemigo. Tras un trato un tanto seco a nuestro embarque, en la revisión inicial del barco apareció un fallo eléctrico en el molinete. Intentaron infructuosamente repararlo y sólo nos ofrecieron la opción de realizar un cambio de cables en el cuadro eléctrico interior del barco cada vez que quisiéramos conmutar entre subida y bajada del ancla. Eso supone un problema notable para la seguridad del fondeo, pero se quedaron tan anchos y, lo que es peor, no nos ofrecieron ninguna compensación, ni el más mínimo detalle, por darnos un barco con una avería por el mismo precio. Y eso que nuestro enfado resultó notable, con amenaza de denuncia a la Guardia Civil incluida. Imposible, no se apearon del burro ni un milímetro. Alguna vez antes hemos mencionado en esta web a empresas que se han portado especialmente bien, porque se lo merecían. Estos también se merecen que se les mencione, por lo contrario: AzulSailing.
Quitando esas cuestiones, que sí que llegaron a crearnos un momento de peligro en uno de los fondeos en que teníamos mucho viento y se atascó la cadena en la rueda del molinete, por lo demás, el resto resultó un gran placer. La travesía de vuelta estuvo un poco movidita, por el viento del sur de toda la semana, pero ya estaban todos los cuerpos amarinados y se disfrutó igualmente. Barcelona nos recibió con un cambio de tiempo, tramontana incluida, que sólo afectó a las últimas millas del recorrido, y que hizo nuestra llegada un tanto agitada, pero muy marinera, con 25 nudos de viento por proa, que curiosamente siempre nos acompañan en nuestras vueltas a puerto. Parece que el mar se resiste a abandonarnos.... Por el camino, durante la semana, quedaron atrás parajes y calas muy bellas. Aparte de las mencionadas en la cara sur, pudimos por el norte visitar cala D'Algaraiens, Cala Cavalleria, y la bahía de Fornells, en cuyo puerto dimos cuenta de una estupenda cena.
Ahí dejamos algunas imágenes....