No hay nada más delicioso que una navegación sobrevenida, y que no tuviéramos programada. Así surgió ésta, tras un aviso de mi amigo Juanma, que buscaba acompañante para realizar una inminente travesía de vuelta desde Menorca hasta Burriana (Castellón) en su velero de 9 metros, Nunki. Es un velero que conozco bien, en el que ya navegué junto a Juanma la Transcantábrica y la costa Andaluza años atrás.
Por suerte, disponía de unos días libres, localicé un vuelo a Menorca a precio razonable, y allí que me planté, encontrándonos en Cala en Porter. En total hemos hecho 4 días de navegación, de martes a sábado, muy intensos en lo náutico, pues han sido muchas millas y horas navegando, pero no menos gratos por lo bonancible del tiempo, los buenos vientos encontrados, los maravillosos paisajes que nos han acompañado, y la grata compañía y buen hacer marinero de Juanma.
En Menorca fondeamos en Cala Trebaluger, donde volvimos a navegar su humedal en la auxiliar. De ahí partimos hacia Mallorca, acompañados de un maravilloso viento por el través, de unos 18 nudos, que nos hizo volar en toda la travesía, realizada casi exclusivamente a vela. Llegados a Mallorca, disfrutamos de un estupendo fondeo en Cala Murta, en el cabo de Formentor. De allí partimos la mañana siguiente hasta Soller, deleitándonos con unas vistas inmejorables de toda la sierra de la Tramontana. Por el camino, fondeamos un rato en cala Tuent, una de mis favoritas en Mallorca, con unas espectaculares vistas a las montañas.
Y desde Soller, salimos hacia Castellón... ¡con un regalo por el camino! En la derrota desde Sóller hasta Burriana se pasa por las ¡ Islas Columbretes ! Así fue, y recalamos una hora en la Isla Grossa, donde disfrutamos del buceo más bello de todos los que me he dado en el Mediterráneo. Se ve que, al ser un parque natural muy protegido, proliferan especies de bellísimos peces de colores que nunca habíamos contemplado antes, muy confiados además con la presencia humana. Así que parecía que estuviéramos en el Caribe más que en el Mare Nostrum.
Llegamos a Burriana en la madrugada del sábado, que de debía haber sido antes, de no acontecer la "aventurilla" de rigor que retrasó nuestra partida de Sóller. Tal aventura consistió en encontrarnos la gasolinera del puerto de Sóller cerrada a las 19.30 horas. Cerraba ¡ a las 19.00 ! en plena temporada alta, sin posibilidad de hacer combustible hasta las 9.00 de la mañana siguiente. Para salir del entuerto, hubimos de armarnos de bidones y subir hasta un pueblo cercano, no sin antes superar el boicoteo de los taxistas mallorquines, que se negaban a transportarnos con bidones de combustible. Menos mal que encontramos almas generosas que nos echaron una mano, pero tres horas sí que se llevó todo el proceso. Aprovechamos desde aquí para saludar al "gasolinero" de Sóller, que seguro que lleva una vida realmente plácida.
Esperamos volver a visitar Nunki pronto, que es pequeño, pero "matón", y que nos proporciona momentos de lo más gratificantes. Ahí dejamos para la posteridad unas imágenes de estos estupendos días...